Salud

 viernes 03 de febrero de 2023

 

El perfeccionismo: No es tan bueno

Foto: Foto de Andrea Piacquadio:www.pexels.com

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El perfeccionismo puede ser perjudicial para nuestra salud mental y bienestar emocional.

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Aunque puede parecer una virtud, el perfeccionismo puede llevarnos a una obsesión por la perfección que puede ser contraproducente.

¿Cómo identificar que soy perfeccionista? Aquí una lista que le puede ayudar a identificar este problema

- Preocuparse excesivamente por no cometer algún error e invertir demasiado tiempo en comprobar de manera reiterativa que las tareas estén perfectas.

- Establecer estándares personales muy altos (exigencia alta) y tener la creencia de: “debo ser perfecto”.

- Autocriticarse constantemente cuando se comete un error, ejemplo: “Soy un inútil por no hacer las cosas bien”.

- Dificultad para delegar tareas por miedo a que las personas no realicen la tarea tan bien como yo lo hago.

- Necesidad de tener el control de todas las cosas, escoger situaciones donde todo sea predecible y controlado a espontáneo e impredecible.

- Pensar dicotómicamente, es decir, las cosas deben ser blancas o negras, mas no grises.

En primer lugar, el perfeccionismo nos hace fijarnos en los errores y las imperfecciones en lugar de apreciar los logros y las fortalezas. Esto puede llevar a una sensación constante de insuficiencia y falta de satisfacción, lo que puede afectar negativamente nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos.

Además, el perfeccionismo puede limitar nuestra creatividad y espontaneidad. Si siempre estamos tratando de hacer las cosas de la manera perfecta, es posible que nos sintamos paralizados y sin capacidad de actuar con libertad.

También es importante destacar que el perfeccionismo puede ser una forma de evadir el riesgo y la incertidumbre. En lugar de enfrentar los desafíos y los errores como parte natural del proceso de aprendizaje y crecimiento, nos concentramos en la perfección como una forma de controlar el resultado.

En última instancia, el perfeccionismo puede ser contraproducente porque nos impide ser auténticos y disfrutar del proceso. En lugar de centrarnos en el resultado final, debemos aprender a valorar el proceso y a aceptar que la perfección no es una realidad alcanzable.

En conclusión, el perfeccionismo puede ser perjudicial para nuestro bienestar emocional y mental. Debemos aprender a aceptar nuestras imperfecciones y a centrarnos en el proceso en lugar de la perfección. La vida es un camino lleno de altibajos y errores, y es importante aprender a disfrutar del viaje en lugar de obsesionarnos con el destino.


Fuente: Psicólogo Carlos Osorio

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