Familias Constructoras de Paz

Necesitamos enseñar a nuestros niños y adultos a amar sin maltratar, resolver conflictos a través del dialogo, vivir, afrontar, perdonar, sobreponerse, y avanzar.

Epigenética y Neurodesarrollo para Boyacá es el programa bandera de la gobernación de Boyacá y une la fuerza de la Secretaría de Integración Social y la oficina de la Gestora Social, Daniela Assis, cumpliendo los sueños de equidad que se gestaron desde el Plan de Desarrollo.

A continuación, se presenta un texto escrito por la Dra. Yasmin Sánchez G, Médico especialista en Neuropediatría.

La evidencia científica indica que la primera infancia es un período de especial sensibilidad a los factores de riesgo... Los bebés y niños* pequeños son sensiblemente vulnerables al riesgo de la violencia por parte de sus cuidadores principales y de los miembros de la familia (UNICEF La violencia en la primera infancia Marco Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe)

Como explica la evidencia científica reciente en Epigenética y Neurodesarrollo; La vivencia de experiencias adversas durante la infancia pueden ser la base de vulnerabilidad para un cerebro en desarrollo y a largo plazo la posibilidad de que exista la presencia de enfermedades cognitivas y trastornos de salud mental.

La alteración del patrón de sueño, presencia de ansiedad o sensación permanente de nerviosismo, alteran el desarrollo de las sustancias cerebrales metabólicas (neurotransmisores) que no permiten el adecuado desarrollo del niño, alterando la concentración y como resultado dificultades en su aprendizaje y comportamiento.

Es importante reconocer los contextos adversos a los que se puede exponer por situaciones familiares o laborales a los niños a lo largo de su infancia, a veces de forma inconsciente y en repetidas oportunidades, por ejemplo: abandono de la madre o padre, delegar el cuidado de los niños de forma transitoria o permanente a terceros, (abuelos, tíos, hermanos mayores o vecinos) maltrato físico, psicológico o sexual.

La vivencia de circunstancias estresantes favorecidas por un entorno psicosocial disfuncional o violento del hogar, barrio, vereda o municipio, pérdida de un ser querido, ya sea por fallecimiento o privación de la libertad durante la vida de un niño, marca su cerebro, pues está en desarrollo y afecta la maduración cerebral.

Esta es la situación de la hay que tomar conciencia y trabajar de forma prioritaria como eje de prevención, si se protege el desarrollo humano desde etapas muy tempranas, en lo posible desde la preconcepción, toda la gestación y se acompaña el proceso en los primeros seis años de vida, que corresponden al periodo en que la especie humana define las bases de su salud y el cerebro en un 90 %, estos niños podrán llegar a la escuela saludablemente a aprender, en un proceso educativo integral, donde el niño desarrollara inteligencia y calidad humana, que se traducirá posteriormente en garantía de realización personal, psicoafectiva y muy probablemente de éxito laboral.

¿Qué hacer desde la familia? Cuidar y proteger niños y niñas desde el ser, mediante el reconocimiento temprano de desajustes emocionales como, por ejemplo: sentimientos de llanto, tendencia al aislamiento, tristeza permanente, inapetencia, dificultades para concentrase, e incapacidad para sentir alegría o placer, tomando responsablemente la decisión por padres y /o cuidadores de solicitar ayuda médica, psicológica o mental a cargo de personal especializado.

¿Qué deberían hacer las instituciones? Fortalecer la educación, la protección, la justicia social, la oportunidad laboral, generar espacios de recreación organizada, y todas las demás actividades en los ámbitos que propendan por el mejoramiento de las condiciones de vida y promuevan estilos de vida saludables entre la población desde las más tempranas etapas de la vida.

¡Volvernos familias constructoras de paz! más que una meta, es un camino por construir entre todos de forma unipersonal a través del control de la agresividad, e impulsividad, autocontrol frente al consumo abusivo de bebidas alcohólicas y generando espacios de dialogo con la pareja, hijos y vecinos.

Deben sumarse las instituciones y los gobiernos; garantizar el bienestar social y salud mental para superar el circulo de la pobreza en Latinoamérica y mejorar las condiciones de vida para las siguientes generaciones.

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